Ya a los 23, existía el comisario modelo, entre entrenamientos simples como un vulgar tiro al blanco y otros entrenamientos un poco mas fuertes, con unos tipos venidos desde Israel. Al comisario solo le interesaba estar hay por una mera cosa, lo que el llamaba su herramienta para la seducción, su marca de identidad, su gancho para atrapar bichitas, ojo dicho por el, no por mi, el comisario y su pistolota calibre punto arrechisima. No me pistolees le comentaba yo entre bromas. Más precisamente cuando juntos trabajamos en ciertos eventos donde las bichitas abundaban por doquier, algunas de ellas si tienen su historia con el, como la tienen con los peloteros venezolanos que a principios de los ‘80 se cotizaban como los galanes mas buscados y adinerados de la ciudad, se vendían autógrafos y fotografías, pero de repente en un abrir y cerrar de ojos les cambio el rumbo una canción llamada “el papaupa soy yo”, y se puso de moda el pistolon en la ciudad. Pensar que todo empezó por una canción y las ganas de los peloteros de destacarse en las discotecas con las bichitas.
Con su apariencia de rocky marciano a lo Chespirito, el pelo mas largo que cualquier otro comisario, jeans y camisas Rory en cualquier color que se le parezca a un azul, el comisario encarna una modalidad consagrada en los jeans a medida y los desarrollos desde hace tanto que en sus fotos de recién nacidos aparece con unos puestos.
Su vasto currículum incluye las golpizas a inocentes, cosa que aprendió a los 16 años, cuando la necesidad de hacerse su propio rumbo casi lo lleva hacerse de la mala vida, al mas puro estilo del padrino I, II y III, luego sin saber como llego hasta las discotecas de la zona Sur Este de Caracas, ya saben cuales, las de las mercedes, no hay otras mas, pero entre ellas extrañamente un día fue a tener a una que esta fuera de la zona. Llamada “El Sarao”, uhm ya saben a que peloteros, a que bichitas y a que comisario me refiero verdad.
Sus aportes en la institución no fueron mayores a los aportes hechos en casa o en el colegio y el liceo, se desarrollo como uno de los primeros agentes de su graduación 76 sobre 100, destacadísimo el comisario, aunque con su puntería y su pistolota dejo una marca o registro celebre. Una vaca muerta en la isla de margarita de un solo tiro, unos dicen que no fue el, el dice que si fue, la bala, no aparece. Pero mas extraordinario, el primero en llegar cada vez que un ciudadano necesita la ley, gracias por eso comisario, pues justamente así fue que un día lo conocí, tomando un trago en un bar, se presento un problema y el comisario era mi vecino de barra y arreglo todo, desde ese día lo considero un amigo.
Pues bien, porque escribo hoy de este amigo, pues resulta que un mal día, estando en su bar de costumbre, no en el mío, se le acerco una de sus bichitas, esta lo invito amanecer juntos, el como todo esto le pareció normal salio con ella tomado en brazo con destino desconocido, a los dos días su cadáver fue hallado en un terraplén cerca de la avenida que une el cerro El Ávila con la ciudad de Caracas, los mesoneros de siempre, el portero de siempre, las otras bichitas de siempre y todos los testigos coinciden en lo mismo, nadie conoce a la chica que se fue con el esa noche, pero si recuerdan algo particular de el ese día, el parecía una cucaracha de pelo largo. Solo algún supra científico sabrá como es una cucaracha de pelo largo, al menos yo jamás las he visto.
Desde su casa su esposa ideó una forma para jamás olvidar al comisario, tomo el pistolon del amigo, lo vació de balas y en su lugar puso unas cucarachas, juro que el día que una de ellas tenga pelos, la mata, luego sale y al primero que la piropee, lo enamora y se casa de nuevo.
Eso si, dice el cartel pegado en la puerta “El segundo marido mío que no use ni jeans ni pistolon, quien me encargue unos, lo bajo y lo moldeo para que no se repita, y si lo que desea es andar con bichitas, pues nada mejor que andar con cucarachas de pelo largo, que no te matan ni se te desquitan”.
Cualquier parecido con algún caso o hecho conocido por las autoridades, pues es pura coincidencia, ya que esta historia es pura ficción, me la contó el comisario amigo mió, y que yo sepa, el aun vive, solo que ya no somos amigos.
Con su apariencia de rocky marciano a lo Chespirito, el pelo mas largo que cualquier otro comisario, jeans y camisas Rory en cualquier color que se le parezca a un azul, el comisario encarna una modalidad consagrada en los jeans a medida y los desarrollos desde hace tanto que en sus fotos de recién nacidos aparece con unos puestos.
Su vasto currículum incluye las golpizas a inocentes, cosa que aprendió a los 16 años, cuando la necesidad de hacerse su propio rumbo casi lo lleva hacerse de la mala vida, al mas puro estilo del padrino I, II y III, luego sin saber como llego hasta las discotecas de la zona Sur Este de Caracas, ya saben cuales, las de las mercedes, no hay otras mas, pero entre ellas extrañamente un día fue a tener a una que esta fuera de la zona. Llamada “El Sarao”, uhm ya saben a que peloteros, a que bichitas y a que comisario me refiero verdad.
Sus aportes en la institución no fueron mayores a los aportes hechos en casa o en el colegio y el liceo, se desarrollo como uno de los primeros agentes de su graduación 76 sobre 100, destacadísimo el comisario, aunque con su puntería y su pistolota dejo una marca o registro celebre. Una vaca muerta en la isla de margarita de un solo tiro, unos dicen que no fue el, el dice que si fue, la bala, no aparece. Pero mas extraordinario, el primero en llegar cada vez que un ciudadano necesita la ley, gracias por eso comisario, pues justamente así fue que un día lo conocí, tomando un trago en un bar, se presento un problema y el comisario era mi vecino de barra y arreglo todo, desde ese día lo considero un amigo.
Pues bien, porque escribo hoy de este amigo, pues resulta que un mal día, estando en su bar de costumbre, no en el mío, se le acerco una de sus bichitas, esta lo invito amanecer juntos, el como todo esto le pareció normal salio con ella tomado en brazo con destino desconocido, a los dos días su cadáver fue hallado en un terraplén cerca de la avenida que une el cerro El Ávila con la ciudad de Caracas, los mesoneros de siempre, el portero de siempre, las otras bichitas de siempre y todos los testigos coinciden en lo mismo, nadie conoce a la chica que se fue con el esa noche, pero si recuerdan algo particular de el ese día, el parecía una cucaracha de pelo largo. Solo algún supra científico sabrá como es una cucaracha de pelo largo, al menos yo jamás las he visto.
Desde su casa su esposa ideó una forma para jamás olvidar al comisario, tomo el pistolon del amigo, lo vació de balas y en su lugar puso unas cucarachas, juro que el día que una de ellas tenga pelos, la mata, luego sale y al primero que la piropee, lo enamora y se casa de nuevo.
Eso si, dice el cartel pegado en la puerta “El segundo marido mío que no use ni jeans ni pistolon, quien me encargue unos, lo bajo y lo moldeo para que no se repita, y si lo que desea es andar con bichitas, pues nada mejor que andar con cucarachas de pelo largo, que no te matan ni se te desquitan”.
Cualquier parecido con algún caso o hecho conocido por las autoridades, pues es pura coincidencia, ya que esta historia es pura ficción, me la contó el comisario amigo mió, y que yo sepa, el aun vive, solo que ya no somos amigos.
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