De donde vienes, no puedo adivinar de donde vienes solo viendo tu sonrisa, tu me dices que vienes del vientre de tu madre, y cuando me tocas siento que buscar sacarme algo que ya no tengo, un poco de mi dulzura.
De donde vienes, yo no te conozco, pero siento tu secreto que es jugar la fantasía de ser ya casi una mujer, que parece que miraras con tus hermosos ojos el silencio de mis risas, los guayos de mis besos y las arrugas de mis labios.
De donde vienes, tú me haces recordar que hay tanto que no sé de ti, que nunca he vivido contigo, que el cariño es menos que el amor. Pero yo te escribo ahogando las palabras en mi mente, que te extraño sin tenerte nunca, que quiero que me abraces, aunque siempre piensas que no es justo que me abraces, que intentes desnudarme otra vez, y que puedas beberme como al agua.
De donde vienes, estoy ya cansado de verte perderte en mi vida, extraño tus manos quemándose con las mías, que las pongas en todo mi cuerpo, extraño encontrarme contigo cuando entre nosotros solo hay rosas, que mala suerte cuando me dices que amarte en soledad es estar contigo.
De donde vienes, no te conozco, no sé qué pretendes cuando juegas a las miradas comprometedoras, luego me besas los labios en este silencio, y me sonrojo en esa parte de tu corazón donde nadie se ancla, estas palabras son un poco de dolor susurrado al oído, en aquel tiempo mojado por el alcohol donde siempre estoy intentando adivinar de donde vienes.
José Antonio O.L.