Quiero escucharte, sin que tú me escuches.
Quiero mirarte, sin que tú me mires.
Quiero olerte, sin que tú me huelas.
Quiero saborearte, sin que tú me saborees.
Quiero tocarte, sin que tú me toques…
No escucho tu mirada penetrando,
No veo tus olores en mis labios,
No huelo tu lengua en mi espalda,
No saboreo tus manos en mi vino,
No tocare tu alma que abandona tu cuerpo.
Detén la espera de tu abandono
Que se aferra a mis brazos de lucha,
Entra a mis sueños como a un bosque,
Lleno de luces y penumbras
Lleno de espinos y arbustos Mana.
Se la saliva que nutre en mí a la tierra,
Y no el agua que la ablanda y hace desmembrar
Para encontrarme en las semillas fértiles
Y no en las blandas tierras que te harán llorar.
Siguen por ti mis ojos buscando
Entre mis manos el olor a ti
Que quede en mi lengua partida
El dulce sonido de tus besos al gemir
En todas las fallas de tu cuerpo
Posares mis ojos absortos.
En todos los recovecos de tu cuerpo
Oleré tu esencia embelesado.
A todos los bultos de tu cuerpo
Le mamare la sabia de tu alma.
En todas las grietas de tu cuerpo
Entraran mis manos buscando mis restos.
A todas las células de tu cuerpo
Escuchare plegarias por mil deseos.