viernes, 16 de octubre de 2009

ESE PERRO FURIBUNDO


Ese Perro Furibundo.

Ese perro furibundo, él que sólo el amo lo aplaca, él que sólo el amo lo aprecia, él que solo el amo lo condecora. El final del día solo dejara caer las noticias llenas del estiércol de tus ordenes que nos hará recordar que ahora tenemos nuevo titiritero, pagando hoy con las dadivas que no te pertenecen, chupando hoy la sangre que no mereces. Dos estrellas, tres estrellas y hasta cuatro estrellas recibirás por hueso perro furibundo por cada mordida que le des a la mano que te dio la vida. Pero el futuro siempre trama la venganza, tomando del pasado lo que tu has de olvidar, pero que en mi memoria yace como mis deseos de libertad. Pueblo que recorre las calles día a día, olvidando los problemas, olvidando las muertes, pendiente de tu amo, pendiente de ti perro furibundo que hoy te tiñes de verde olivo para confundirte con la esperanza que nos da un cerro y sus cultivos. Pasas en tus carros tirando mis huesos, volteando mi mirada al sol para no pensar en tu miseria perro furibundo, la miseria del día que te llegara cuando la mano alargado por el brazo te llegue cargada de pasado para aclarar tus cuentas inconclusas, para cerrarte las puertas de la historia todavía a medio escribir, de tu miseria en la ultima mirada de tu amo perdido en la nueva luz astral que nace hoy en los sueños de los verdaderos hombres, de tu miseria perro furibundo porque ni el oro en tus estrellas podrá dar palabras del honor y la dignidad que ellas se merecen. Eres hoy el veneno en la mano del amo, eres en la calle el perro furibundo que maltrata en nombre de un hueso, serás mañana el hombre sin nombre que pagara con el olvido, porque al hombre malo le llega su día, y tú lo miraras y no hablaras.
José Antonio O.L.

jueves, 9 de julio de 2009

JULIA HERMINIA HERNANDEZ DE OMAÑA (16-03-1913 / 06-07-2009)

¿Cuantas personas se pueden amar en una vida? Personas digo porque yo amo a mi padre, a mi sobrino, a mi abuelo. ¿Cuántas mujeres puedo amar en esta vida? Y digo mujeres porque yo amo a mi madre, a mis hermanas, a mis ahijadas, a M, a Y, a F, a A, en fin a todo el abecedario y claro a mis abuelas. Cuando mi abuelita Victoria Viloria de Lezama murió, recuerdo que le escribí algo, no por eso me siento obligado a escribir esto, ya que considero que yo escribo porque me da la gana, pero acá le escribo ahora a una de esa mujeres que yo en mi vida he amado, amo y amare por siempre, mi otra abuela Julia Herminia Hernández de Omaña… He pensado que podría decir algo sobre ti abuela, pero mas bien tendría mil cosas que decir, sobre todo anécdotas, que de esas hay mas de mil en la familia, yo aseguro que la mas popular de tus anecdocuentos es el de cuando te pedíamos nos bendijeras, o como decimos en Venezuela, bendición abuela, tú respondías “Dios te Bendiga y te de Salud y mucho Centavo, eso si, si te da centavo no te olvides de mí” otra muy personal es ese cuento que aunque nunca ocurrió, siempre repetías de la siguiente manera, “cuando venga un ladrón y entre a esta casa a robar, y vea que aquí esta José Antonio, y se le quede viendo va a decir, no señor disculpe no era para acá que yo venia, me equivoque de casa” cuento que imagino yo te gustaba repetir en alusión a mi estatura y corpulencia. Como olvidar también esas incomparables jaleas de mango, tus tortas de piña, las de galleta “maría”. Robándole el eslogan a la gente de la tarjeta de crédito “esos momentos no tiene precio”. Como olvidar nuestras caminatas buscando mango en tus matas para la jalea y para que me llevara otros a casa. Tus cuentos sobre tu verdadera edad ante quien fuera son innumerables, que edad tiene la señora: 90, 91, 92… quien sabe porque fue tantas veces y enseguida saltabas diciendo “QUE??? No señor 55, 56, 60…” así que mas por amor que por otra cosa voy a decir acá que tienes 60 años, aunque en esta tierra hayas vivido 96. Sabes la que a mi mas me gustaba era cuando me preguntabas “¿y tu cuando te vas a casar? – yo me case ya abuela – ¿QUE? Y no me invitaste para tu boda” que momentos tan hermosos y felices, y por supuesto sabiendo que si fuiste a mi boda, como olvidarlo, como olvidar ese sobre que me diste, sabes que ese dinero lo tengo guardado en las cajas de mis recuerdos, ese sobre con quince billetes de veinte bolívares, o sea, tres cientos bolívares, esos son los centavos que le daré a DIOS por ti cuando lo vea. Por supuesto no podías irte sin una ultima, que me la contaron abuela, porque lamentablemente yo no estaba contigo ese día, pero cuando en ambulancia te trasladaban al hospital por lo de los pulmones me dijeron que mencionaste al conductor de la ambulancia “que muchacho tan guapo” definitivamente otra de tus ocurrencias únicas e impresionantes que hacían de tu vida una vida llena de gozo, de alegrías y de mucho amor. Limitar este escrito a tus anécdotas y a mi recuerdos contigo seria intentar escribir una enciclopedia de dieciséis volúmenes; así que contare otras pocas cosas como por ejemplo lo súper coqueta que eras, lo perfectamente agraciada que te vestías, no pasaba un día en tu vida en que no te entalcaras, jamás conocí otro uso para el talco que no fuese solo el que tú le dabas, desde tu barbilla hasta los dedos de tus pies, ah y no cualquier talco, tiene que ser el de bebe o talco “melody” para niños, sino eso no es talco. Otra cosa seria contar sobre el legado que dejas en esta tu tierra: ocho hijos, a lo que te sobreviven seis, Sara, Carlos (cartucho), José Antonio (toño, mi padre) su morocho Julio César+, Jilma, Rosalina (lala), Roberto y Yajaira+. Tus veintiún nietos (que yo sepa claro): José Vicente y Herminia; Juan Carlos, Antonio José, Mariangel, Aura (aurita), Pedro y Zuleima; María Luz, José Antonio (yo mismo soy) y María Julia; José Antonio (toñito), María Auxiliadora y Julio César; Omar José, Carolina, July y Jilma (jilmita); Verónica, Rosalina (yeye) y Roberto Antonio. Tienes que yo sepa, veinticuatro bisnietos y no se todos sus nombre, así que no nombro a ninguno y por supuesto la guirnalda de un tataranieto que por ser uno se que se llama Sebastian. Y que hay de contar cuentos, aunque tu memoria a corto plazo te jugo bromas en tus últimos años, no me queda duda de que en tu memoria de la niñez, de tu adolescencia, de tu vida de mujer casada y del hogar jamás falto detalle de esto en tus cuentos, todo lo tenias grabado como se graba el amor en nuestras venas para atar el corazón de la conciencia, por cierto, corazón el tuyo que era tan inmenso que ni los doctores pensaban que fuese cierto, sabido por toda la familia que hace mas de quince años un doctor nos dijo que te disfrutáramos, porque tenias un corazón extrañamente inmenso y que muy pronto ese lo haría fallar, fueron los años de regalos de amor de ti para tu familia, gracias por esos tiempo que le quitaste a Dios para estar entre nosotros; sobre tus cuentos infinidad tengo, pero recuerdo ese que siempre me decías de cuando un día viajabas en auto con abuelito y se toparon con el auto del General Gómez y me contabas que ni siquiera volteaste a verlo, por respeto a mi abuelo y es que en esa época las mujeres casadas no volteaban a ver a ningún hombre, no como ahora me decías. Y el de José Bardina, no ese cuento también es muy bueno, la vez que dormías en la casa del Llanito y soñabas con el y despertaste y yo estaba a tu lado y me jamaqueaste regañándome que porque te desperté, si estabas soñando con ese actor, definitivamente eras única abuela. No olvido el día de tu cumpleaños 93, fue grandioso, había mucha familia ese día, mucha celebración, y sentada viéndome tomar una cerveza me pediste que te trajera una, por supuesto que sin vacilación te la traje, y luego se que pediste otra por ahí, pero que bueno pensaba yo, abuela aun se toma su cervecita. Abuela por supuesto que lamento que el 23 de mayo del 2007 te tropezaras en el jardín y cayeras, por supuesto que lamento que tus dos últimos años de vida los pasaras en una cama, y de esos por supuesto que lamento tengo mas, pero esos son los que mas me enervan, aun así te doy gracias que después de esa caída nos seguiste regalando del tiempo que tenias para Dios, dos años mas, en eso eras una mujer impresionante, en saber pedirle tiempo a Dios para estar con la familia, ahora estas allá, con él, con el abuelo, y con tus hijos Julio y Yajaira y con esos millones de millones de ángeles que gozan tu llegada para escuchar tus cuentos. Por eso pienso en lo afortunados que fuimos de tenerte tanto y en mucho mas afortunado que es el cielo de tenerte ahora para siempre, los pondrás al día con las comiquitas, porque las veías todas, los pondrás al día con las aventuras del chavo del ocho, porque mucho te gustaba, en eso me enorgullezco de parecerme a ti, aun veo algunas comiquitas y procuro no dejar de ver el chavo del ocho y cualquier otro programa que alegre mi vida, mi corazón y me arranque carcajadas, imagino que eso lo aprendí de ti. Bueno abuela, tengo muchisisisimas cosas mas que contar de ti, pero de eso hablaremos cuando nos veamos. Un beso, sabes que te amo y que te amamos mucho en la familia por siempre, la Bendición… …y mucho centavo.
José Antonio Omaña Lezama

miércoles, 17 de junio de 2009

MEMORIAS

MEMORIAS

Un soleado día caminando en la eternidad,
sin tener siquiera agua para beber,
teniendo el espíritu dispuesto y llegar a mi destino,
con la humildad corta, con la altivez alta,
con la vida rodada entre café y chocolate.

Enterrando un hierro en la tierra para sembrar un árbol,
derritiendo el hielo para sembrar un arco iris,
enterrándome desnudo para sembrar gusano de seda
matando el mundo para pintarlo bonito.

Caminando y buscando un rostro resucitado,
buscando un ángel, buscando un beso.
Siento en las muelas la amalgama de la última pasión
y la satisfacción del exceso en tu boca.

Una señal de “pare” en el fragmento de una noche,
el ultimo color del arco iris en su sepultura,
yo chupándome la vida con tus anfetaminas,
me acelero para dejar la amargura en la sangre.

Te avisto a ti mujer con tantos años como los míos,
discutes con el tiempo para que se te detenga en las piernas,
pero con tu egoísmo de dejarlas siempre abiertas
se te va en la historia de este poema.

Molestas a Dios para comerte un alita de pollo,
moléstalo para comer carnes en plato de marfil,
hundes el diente en tu vida,
alzas tus manos y me anuncias mis dudas.

Sensaciones rotas de seres con impía causa,
bajas mis manos a tu pecho,
buscas la herida en mis ojos
y el cártamo regurgitado en el cuerno.

Vírgenes de dolor por vivir envueltas en mi agonía
has vuelto a vivir con los segundos de tu tiempo,
ahora eres simple, sencilla, bella y pura.

Invades mi memoria, invades mi memoria,
vives en mí, vives en mí,
abre tus piernas abre tus piernas.
Ahora yo te invado y vivo en ti.

José Antonio Omaña Lezama

jueves, 28 de mayo de 2009

UN POEMA SIN NOMBRE, SIN TITULO, SIN NUMERO

Salvo el hombre que oiga tus pensamientos
que te devuelva esperanzas y el aliento,
Salvo el hombre que coma contigo
y que a tu mesa lleve el pan de trigo.

Aquel que postre su rodilla al suelo
por tu amor, por sus vidas, por tu consuelo,
Aquel que atájale el panal de miel
para que corra en toda tu dulce piel.

Seré yo el postrador de un hijo en tu vientre
y que al hogar vuelva un aroma simiente,
Seré yo el que te haga mi dueña
Y quien de nuestra vida hará reseña.

José Antonio Omaña Lezama

como dijiste una vez, "LAS COSAS URGENTES NO DEJAN TIEMPO PARA LAS IMPORTANTES" casi olvidaba aquel día, aquel momento, sabes Mario, cuando yo deje de sorprenderme por las cosas de este mundo, leí un poema tuyo que me sorprendio, y me bajaste del Saturno en que paseaba, aca les dejo a los jovenes la vision del Gran Mario Benedetti, sobre "¿QUE LES QUEDA A LOS JOVENES?" saludos Mario, donde quiera que estes.


¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros
¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar

abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.

martes, 17 de febrero de 2009

un saludo a mi TIO SIMON

El viejo quería caminar con una prisa que sus pies no entendían, la acera de una calle sin nombre, zapato de suela desgastada y ceñida a sus medias, rastrillando el cemento, sacudiendo el polvo, la acera de una calle sin nombre, que peina y pela, que huele y fallece.
Pies ágiles que buscan a la boca el pan, pies cansados que sueñan con patineta, pies flácidos que duelen con un canto, buscando olas mar adentro buscando olores primavera invierno.
Te construyo tu castillo caballo viejo, para que navegues en concha de caracol, cantando a luna con tu vaca mariposa, inundando el mar de las antillas de trompetas y tonadas, las más bellas musas de tu tierra Venezuela, en tus letras serán siempre encontradas.
¿Escuchaste? Le comente a mi madre abrazada, es la rondalla que le canta a Venezuela, la música de de ese viejo tan querido y amado, tan entendido y abusado, lucido en todas sus maneras y mas vivo que un simple llamado de “Te Quiero Tío”.
Ahora mira le repetí gozoso, las garzas bailan, galopan los potros, son tonadas, son acordes, es el cuatro y el arpa que andan a gatas, es la luz del día dibujando sonrisas en las estrellas de este llano que no duerme, porque resplandece de saber, que su dignidad en ti a vivido, que sus días por ti son conocidos.
Como darte las gracias Simón, a los hombres como tú se le envía mensajes con los pájaros que vuelan alto, con los peces que nadan profundo, con las miradas ensayadas que saludan desde el alma.
Tu más noble grandeza es estar aquí junto a tantos venezolanos, en esta lucha por las verdaderas Libertades.
Tío Simón. Que DIOS te Bendiga.
José Antonio Omaña Lezama.

viernes, 2 de enero de 2009

ISLA LIBERTAD

He visto a la Libertad perderse en una descolorada y pequeña isla,
donde mi última respiración paso muy silenciosa.
He visto a la libertad olvidarse de los hombres,
como quien gasta la esperanza por creer en dioses de cobre.

Que la gente entienda porque ella usa mascara de color dorado,
que ilumina las manos y los sueños sedientos por vivir.
Balseros fugitivos en un engañoso mar de recuerdos,
guardados en la mirada perdida de los viejos curtidos al sol.

Doliendo descansa la esperanza, doliendo están ahora mis labios,
río de sangre en mis venas secas por los arañazos.
Manos curtidas por el golpe a la madera y pared,
construyendo barcos de libertad más grande que la autocracia.

Que no se te olvide que el más pequeño rayo de sol lleva mi vida,
y al amanecer miraras apenas la libertad que esto alberga.
Y más allá viven los aires, que busca ese rincón que tú no has tocado,
los pulmones, las edades y los cuerpos por ti engañados.

Más al sur se abrirá la tierra para olvidar tu nombre
donde los hombres libres dejaran su huella en sus hijos.
Para que tus pupilos escuchen un NO lleno de vida,
donde no se cambia la Paz por los deseos de tu muerte.

Indefensos los hombres que viven en tu tierra,
soñados de esperanza por los que ya lejos de ti se encuentran.
Sembrándote Libertad a lo lejos con sus voces y melodías,
para cosechar mañana en tu tierra bella isla,
la dicha de los rostros de sus hijos volviendo al campo de la Libertad.
José Antonio O.L.