donde mi última respiración paso muy silenciosa.
He visto a la libertad olvidarse de los hombres,
como quien gasta la esperanza por creer en dioses de cobre.
como quien gasta la esperanza por creer en dioses de cobre.
Que la gente entienda porque ella usa mascara de color dorado,
que ilumina las manos y los sueños sedientos por vivir.
Balseros fugitivos en un engañoso mar de recuerdos,
guardados en la mirada perdida de los viejos curtidos al sol.
guardados en la mirada perdida de los viejos curtidos al sol.
Doliendo descansa la esperanza, doliendo están ahora mis labios,
río de sangre en mis venas secas por los arañazos.
Manos curtidas por el golpe a la madera y pared,
construyendo barcos de libertad más grande que la autocracia.
Que no se te olvide que el más pequeño rayo de sol lleva mi vida,
y al amanecer miraras apenas la libertad que esto alberga.
Y más allá viven los aires, que busca ese rincón que tú no has tocado,
los pulmones, las edades y los cuerpos por ti engañados.
Más al sur se abrirá la tierra para olvidar tu nombre
donde los hombres libres dejaran su huella en sus hijos.
Más al sur se abrirá la tierra para olvidar tu nombre
donde los hombres libres dejaran su huella en sus hijos.
Para que tus pupilos escuchen un NO lleno de vida,
donde no se cambia la Paz por los deseos de tu muerte.
donde no se cambia la Paz por los deseos de tu muerte.
Indefensos los hombres que viven en tu tierra,
soñados de esperanza por los que ya lejos de ti se encuentran.
Sembrándote Libertad a lo lejos con sus voces y melodías,
para cosechar mañana en tu tierra bella isla,
la dicha de los rostros de sus hijos volviendo al campo de la Libertad.
José Antonio O.L.